el conejo de la esteban

La princesa del pueblo de los garrulos ha venido a darnos una buena nueva: le encanta comer conejos. Uy, pues si lo dice ella que es una crack (¿o era que fumaba crack?) cojo yo ahora las bandejas de filetes de ternera que hay en mi nevera y las tiro por la ventana y me compro 60 kilos de conejo en el Mercadona. ¡Voy a dejar El Pardo pelao de conejos, fíjate lo que te digo!

Con una entonación y dicción propia de un afectado por asma crónica leyendo una esquela del ABC, la chica de barrio que se tiró a un torero al principio de los tiempos se presenta ante la sociedad con la cara más estirada que los bichos de Cocoon cuando se quitaban la piel. Se mueve de lado a lado como si tuviera mareo de barco y se ahoga cada dos frases, pero hace tan bien de china y le sale tan bonito el dibujo del conejo con los deditos que se le perdona tó.

El decorado es de un gusto exquisito, con una estantería llena de trastos comprados en el chino de abajo, una cocina de corchopán con dos botes de gominolas y una tarta de mentirijilla, y unos platos de comida con pinta de estar fríos y tiesos. A destacar esa pizarra donde el lema "Come bien, come sano" ha sido reemplezado por "Come ok", que como total la gente sólo se fija en la Esteban, pues como que da igual. Por supuesto en segundo y honroso lugar está ese jingle "Come bien, come sano, en invierno y en verano" que lo debe haber escrito alguno que aprobó el Curso Ceac de Cantautor Progre, y aprovechó para llevarse gratis la guitarra. Desde luego como la canción del Arguiñano, y el Me llamano Conejo, ninguna. No olvidarse de la magnífica actuación de la clá, esos invitados con un hambre canina, lanzándose a buitrear todo lo que pillan.

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