el corte inglés y el chicle de oro

Cuando quieras ligar aparenta que la otra persona te interesa pero no te vuelve loc@. Cuando estés arruinado y quieras renovar un crédito demuestra al banco que eres solvente. Cuando tengas cartas ganadoras actúa como si fueran perdedoras. Y cuando seas El Corte Inglés y tus ventas hayan caído en picado por la crisis, haz lo posible para que nadie se entere y sigan comprando. El mensaje en todos los casos es que mostrar un exceso de interés por tu parte acrecienta el desinterés por parte del otro, y reduce tus posibilidades de éxito.

Antaño, a las famosas rebajas de enero y de verano de estos grandes almacenes se añadían los Días de Oro, la Semana Fantástica, Blancolor, ExpoElectrónica, la semana de la India, la de China, la de Benidorm o la de Matalascañas, pequeños incentivos para atraer al consumidor. Con la situación económica que atravesamos no se puede caer en el error de poner 50 promociones seguidas, o un cartel gigantesco que diga "¡Por Dios bendito que alguien compre algo!", sino de mantener la compostura, actuar como si nada malo hubiese ocurrido, todos frescos como una lechuga a pesar de que nos acaba de pasar por encima un tren de mercancías.

El Corte Inglés ha seguido este principio al pie de la letra, manteniendo sus clásicas promociones anuales, pero en lugar de hacer que duren 3 meses, las ha estirado un poco más cual si fueran chicle. Hasta ahí perfecto, porque todos nos beneficiamos, y de hecho ya estábamos mentalizados con ver las promociones de Navidad en octubre. El único despiste tontorrón, fallo mínimo, sutil, en esta estrategia es que en cada cartel han escrito las fechas de inicio y final sin variar el nombre de la promoción. Así, los "8 Días de oro" duran hoy más de dos semanas, y la Semana Fantástica se estira hasta los 33 días. Eso no es la semana fantástica, ¡¡eso es Mister Fantástico en persona!!

Y yo me pregunto, esta gente ¿cómo pagará las nóminas?

- Oiga Jefe, que este mes me ha pagado usted sólo 7 días, aquí faltan 24 días y el domingo pasado, que doblé turno. ¿Qué coño pasa?

- No hombre no, Gómez, es que en época de crisis seguimos el calendario de las ofertas, ¿sabe usted? A ver, es como lo de que un año en la vida de un humano equivale a 7 en la de un perro. Pues aquí igual pero en vez de años semanas. Es todo marketing. ¿Lo entiende usted, Gómez?

- Ah, pues nada Jefe, perfecto. Me voy a coger una semana de vacaciones con permiso del marketing, de usted y del perro ese. Nos vemos en septiembre.