27.10.08

ortopedia alonso :: alonso orthotics


Buscando una muleta para resolver el esguince que se había producido mi madre, me acerqué por primera vez a esta ortopedia, en la madrileña calle de Fuencarral, número 98. Cruzar su puerta fue atravesar el túnel del tiempo: Los muebles, los escasos objetos repartidos, teléfonos, diplomas, pies y piernas de cartón, la arquitectura, los escaparates vacíos, la decadencia resaltada por sus paredes de color verde quirófano, convertían la experiencia sensorial en un paseo por las esquinas olvidadas de la incómoda nostalgia. Esa que te remueve las entrañas y te obliga a recordar, o a imaginar, cómo fue un lugar en tiempos de éxito; mientras la realidad se da de bruces contra la ensoñación, que trata de vencer y abstraerte, a la vez que los objetos, y piezas que te rodean quieren regresarte al ahora, y pasado y presente te mecen y ahogan como una marea en un mar embravecido de memorias.

Quizá para evitar aquella incómoda sensación no volví a entrar, ni a mirarla de reojo, a pesar de que hace pocos años me trasladé a escasos metros del lugar. En el mes de julio descubrí un cartel con la palabra Se Vende, y el cierre de su puerta echado, y lamenté entonces no haber fotografiado aquel extraño lugar.
Pero una mañana de viernes la tienda volvió a abrir.

Entré y pedí al dueño que me dejase fotografiarlo todo, captar (con mi pequeña cámara e inexperiencia) aquel lugar. Me emplazó a las 4 de la tarde y tomé cerca de 200 fotografías (de las que muestro 14), mientras él me enseñaba diplomas firmados por Alfonso XIII, me hablaba de su bisabuelo, empleado a finales del siglo XIX que tomó las riendas del negocio de su jefe, de que hoy él suponía la última de cinco generaciones, de cómo nadie había querido continuar el negocio "mi hijo es médico pero no quiere esto, es normal", y de que hoy, once de julio de 2008, era la última tarde que abriría. Ciento doce años más tarde. Contó que salvo los diplomas y la máquina de escribir todo se tiraría, excepto algún teléfono antiguo, una vitrina o un mueble suelto que los bares de la zona habían acordado recoger al día siguiente.

Mientras hablaba, en una voz pausada, agotada, llena de silencios, pulía los remaches de una pierna sin dueño, en un taller iluminado por una bombilla de escasa potencia, en un cuarto polvoriento que acumulaba virutas de metal, botes vacíos, y una vieja señal de un seguro médico llamado La Metalúrgica.
Y Antonio Hidalgo García, así se llamaba, levantó su mirada, cansada, derrotada por el tiempo, miró al lugar, sin fijar su vista, y me dijo "Toma todas las fotos que quieras, no tengas prisa. Pero, por favor, no me las traigas. No me busques para mandármelas. No podré mirarlas.
Yo ya no quiero recordar."
...
Years ago, looking for a crutch for my mom, I approached this orthopaedics store in Madrid. Inside, I felt like I had gone through a time tunnel: The furniture, cardboard feet and legs, diplomas, the empty window-shops felt like an uncomfortable stroll through nostalgia. The one that removes the entrails forcing you to remember, or figure up how a place was in better times; while truth comes in the way of dreams and swallows you up like a hungry tide. Perhaps to avoid that uncomfortable feeling I decided not to return, til in July I saw it had closed, a For Sale sign hanging on its facade, and regretted not to have inmortalised that curious place before. But one Friday morning the store openend its doors again. I entered and asked the owner if I could photograph the whole place. And so I did. 200 pictures (of which I am showing 14), were taken while he spoke about five generations that ran the place, and that today, July 11th, was the last day after 112 years of hard work. Except for the diplomas, and an old typwriter, the rest of the furniture would be either moved by local shops, or tored down the day after. He kept speaking in a slow, tired voice, while polishing the iron rivets of a leg. And then Antonio Hidalgo García, raised his head, watched the place but staring at nothing, and said "Take all the photos that you want. No hurry. But, please, do not bring them back to me. Don't try to send them to me, for I won't be able to watch them. I no longer want to remember."

28 comentarios :: comments :

Ricardo dijo...

Bonita historia, preciosas fotos.

Si se me permite la osadía, me recordaste ligeramente a lo que me pasó a mi con la, ya desaparecida, casa de mi abuela justo antes de que la fuera a tirar por dentro para hacer apartamentos.

Y también tengo fotos: http://www.flickr.com/photos/foolonhill/sets/72157603680236653/

con leche para llevar dijo...

me parece una historia genial. Que pena que se pierdan estos sitios tan llenos de historia.

Anónimo dijo...

Señorita Puri.. Somos vecinos.

La verdad es que la tienda esa era una mezcla de decadencia, terror y nostalgia interesante.

Señorita Puri dijo...

*guitardo: fantástico tu álbum.. quién pillar esa caja de revistas antiguas... muy bonitas, ¡qué camara uasas?

*carlos: esu na pena, sí, que nadie mantengao respete el look... un dolor

*sotillo: sí, totalmente, era un poco gore pero tenía un punto interesante. Nos vemos por el barrio Bss.

Ricardo dijo...

Yo soy de Canon, tengo una 350D... pero hace un huevo que no tiro una foto, no he tenido tiempo.

Espero que esto cambie en un par de semanas y pueda volver a ello.

kiko dijo...

yo pasé una buena parte de me infancia en el taller de una ortopedia, por culpa de un aparato para corregir un perthes de cadera, y te puedo decir q la imagen de aquellos aparatos, cuerdas y poleas quedarán en mi cabeza para siempre.

buen trabajo ¡¡

La reina de la miel dijo...

La última foto, especialmente, me ha emocionado. El texto, además, me parece francamente bueno, gracias por compartir la historia.

Gonzalo dijo...

Quiero ponerme tus gafas un par de días para ver lo que tú ves. Más bien, para ver todo como tu lo haces.
¡Qué gozada! ¡Qué envidia!

álvaro zarzuela dijo...

:')

Unknown dijo...

Una historia preciosa, como las fotos. Gracias por compartirla.

Besazos

Señorita Puri dijo...

*guitardo: pues sigue, y cuando tengas nuevas fotos avisa que me paso a verlas.

*kiko: el lugar es tétrico, y por o que cuentas (y lo que yo ví) normal que te traume

*la reina de la miel: Gracias, lamento no haber tenido un gran angular, o algo más de técnica porque había mucho partido que sacarle.

*pk125xl: nada de gafas, suerte, y una pizca de photoshop. Suerte la que tú tienes con esos dos soles (bueno, tres).

*álvaro zarzuela, serafina: de nada, a vosotr@s por venir y leerlo.

Miss Rosenthal dijo...

Qué bonito Puri! Las fotos y la historia! Ese sitio es fantástico, ojalá lo recuperen para algo que no sea una inmobiliaria o un banco.
Un beso y gracias por este bonito post!

djpedrus aka pepe lee dijo...

Una historia con sabor añejo... da un poco de pena que se pierdan sitios así... genial la imágen del tipo mirando abajo en la última foto

Desideria Madrid dijo...

Una historia maravillosa. Gracias por compartirla.

Ignatia O'Reilly dijo...

Guau... Es como un taller de los horrores del siglo pasado. Me encanta! Buen ojo...

Sakura dijo...

¡Qué preciosidad de tienda! ¡Y vaya fotos, Purita! Si hasta se puede oler el ambiente...
Te has salido.
Felicitaciones.

Mon dijo...

Una preciosidad. Decadente y atemporal testigo del declive de tantos y tantos negocios que creemos inmutables...

Anónimo dijo...

Las fotos tienen un puntito de "no-profesionales" que hacen que te llegue todavía más.

Y la historia, leida en un día nublado como hoy, te llena de melancolía.

Como siempre genial Puri!

lucia dijo...

hermoso puri, hermoso...

Espita Gorgorita dijo...

jolin... me has emocionado...

Anónimo dijo...

ooooooooooh... cómo le/te entiendo. "yo ya no quiero recordar", menudo epitafio... ¡gracias por mantenerlo vivo para los que no pudimos verlo, señorita puri!

glor dijo...

me has puesto la piel de gallina. estas historias me fascinan.a mi también me pasa ultimamente, la edad ya se sabe... es una pena hay un montón de historias que tendrían que contarse. están esperando unos ojos que sepan verlas y contarlas antes de que sean solo un espejismo. muchas veces están en nuestra misma calle y ni siquiera nos damos cuenta. permanecen allí esperando a alguien que cuente su historia antes de desvanecerse.
cada día tu blog me arranca una sonrisa o me hace pensar ( y no soy la única jeje)finalmente te dejó un comentario despues de husmear en silencio ( weno chafardear en silencio) durante meses. muchas gracias.

Señorita Puri dijo...

*miss rosenthal, dj pedrus, desideria, ignatia, sakura, mon, mageles, luzía, rostros escondidos, glor: gracias por leerlo, y por disfrutarlo. Es cierto que hay muchas historias que deberían ser contadas, y lamneto si se nota un poco que es amateur, pero no sé nada de fotografía, y lo hice tocando todos los botones hasta que salía decente. Y, sí, ojalá estos sitios se mantuvieran, o respetaran porque son una parte de nuestra historia. Besitos ;-) P.

misako mimoko dijo...

dios, me da tanta rabia que sitios tan mágicos desaparezcan...
es una suerte que al menos hayas podido sacarte la espinita y fotografiarlo, así de alguna manera no se perderá para siempre.
no sé qué le pasa a la gente.
no lo entiendo...
un beso!

Natascha Rosenberg dijo...

Qué sitio tan fantástico. Vaya descubrimiento. Que lástima que no haya más de ese tipo. Me encantan las fotos.

Ángel de Olavide dijo...

Hola
Acabo de ver esta entrada y me ha impresionado. Resulta que en Septiembre pasado escribí sobre el cierre de la Ortopedia Alonso en mi blog. Como tanto tu escrito como tus fotos ofrecen una buenisima información sobre el tema me he permitido referenciarlos en una actualización de lo que escribí entonces.
Aqui está el enlace:

Un saludo y felicitaciones por dejar este magnífico testimonio.

http://elangeldeolavide.blogspot.com/2008/09/madrid-tarde-de-otoo-2008.html

Saludos

Revision Interior dijo...

Hola, estupendas fotos y una entrañable historia que esperamos no te importe hemos tomado prestada para nuestra serie "Mirando atras".

Gracias y un saludo.

Diseñoteca dijo...

Después de casi tres años he desvelado el secreto. Yo solía vivir en ese edificio y vivi el tiempo en que la tienda existía, aunque nadie entraba, el momento donde decidieron cerrar, mientras vaciaban el local y siempre me pregunté que habría pasado. Después de no pasar por ahí por varios meses, la semana pasada, para mi sorpresa... casi tres años después, el espacio sigue "disponible" (una elegancia de parte de las agencias inmobiliarias... Yo diría que el espacio sigue "envejeciendo". Muchas gracias por tus fotos y tu historia.