El viajar ya no es un placer que nos suele suceder. Tomar un avión hoy resulta tan económico y cotidiano como coger el metro para ir a trabajar, y las aerolíneas y responsables de la aviación han tomado buena nota de ello: Han convertido los aviones en un vagón en hora punta y la experiencia de volar en algo tan carente de sentido y sensibilidad que a veces el propio metro, o el autobús, son más acogedores y menos estressantes que acudir a un aeropuerto.
Inciso: ¿Por qué en los aeropuertos sólo hay tiendas de hiperlujo? Si los pasajeros buscan ahorrarse 10 euros no facturando una maleta, ¿qué pinta un bolso de Loewe de 1.200 euros, o un pañuelo de Carolina Herrera de 550? ¿Para cuándo algo verdaderamente útil, como el chino o el paquistaní de la esquina, con su luz febril, sus cajas de plástico con tomates aplastados y un pepino abandonado (siempre hay un pepino), o ese bonito detalle de poner la pegatina del nuevo precio encima de la original del Lidl?
Sigo. Fueron los pilotos quienes primero vieron abierto el cielo de la extorsión. Pidieron 10, y se lo dieron. Pidieron 100, y también. Y de 100 subieron a 1.000, a 15.000, 100.000, ¡Medio millón! ¡Un millón! (¡adjudicado al caballero del fondo! ). A cambio, arruinaron vacaciones, puentes, festivos y fiestas de guardar de millones de personas. Pero como la gente seguía volando, las aerolíneas aprovecharon para exigir también un trozo de aquel pastel.
Subieron tarifas y quitaron prensa, cacahuetes, cocacolas, aguas y una aceituna que les hizo millonarios. Cobraron por facturar maletas y después limitaron su peso, cobrando el exceso. Subastaron los asientos y a quien no entraba en su maquiavélico juego le obligaron a formar largas filas (yo viví un cambio de puerta de embarque de Easyjet donde, tras ser anunciado, la gente atravesó el aeropuerto a la desesperada por ser la primera en la fila. Al llegar, una pareja descubrió que se había dejado a su hijo olvidado en la anterior puerta).
Pero la gente seguía viajando, corriendo por los aeropuertos, tirando a la basura botellas de vino y de agua declaradas arma letal en los arcos de seguridad, para luego ver cómo se las vendían 4 veces más cara pocos metros después. Los controladores se lanzaron como leones a la arena del circo que unos y otros habían montado y elevaron sus ya ridículas exigencias hasta que su estómago estalló de avaricia.
Hoy vivimos el sueño de que se hará justicia, de que la huelga sentará un precedente y habrá un castigo que contenga la hemorragia de rabia que corre por la vena de todos. Pero no será así.
Porque siempre habrá alguien dispuesto a darle un bocado a ese pastel que nunca se acaba. Porque inmediatamente después de la huelga de controladores, Iberia disparó los precios de sus vuelos a Londres de 200 a 900 € por persona (verídico), mientras los hoteles vecinos a los aeropuertos triplicaban sus tarifas, culminando la encerrona y rebañando como ratas las migas desperdigadas.
La gente seguirá viajando, y las aerolíneas primarán la rentabilidad en detrimento de comodidad. Reducirán un poco más el espacio entre asientos hasta que parezcamos el chino de Ocean's eleven o un niño tirándose a bomba. Ryan-Air ya amenaza con sentarnos de pie -en la foto los futuros asientos-, y yo preveo, lo tengo muy claro, que al final quitarán los asientos, arrancarán la moqueta del suelo y plantarán césped natural.
Y entonces nos pondrán a cuatro patas a pastar. Y humillados, atónitos, con la boca llena de hierba, observaremos incrédulos cómo un hombre se acercará, y con gesto tranquilo se sentará sobre nuestra espalda.
- Disculpe, nos dirá, es que yo soy de Business.
Hoy vivimos el sueño de que se hará justicia, de que la huelga sentará un precedente y habrá un castigo que contenga la hemorragia de rabia que corre por la vena de todos. Pero no será así.
Porque siempre habrá alguien dispuesto a darle un bocado a ese pastel que nunca se acaba. Porque inmediatamente después de la huelga de controladores, Iberia disparó los precios de sus vuelos a Londres de 200 a 900 € por persona (verídico), mientras los hoteles vecinos a los aeropuertos triplicaban sus tarifas, culminando la encerrona y rebañando como ratas las migas desperdigadas.
La gente seguirá viajando, y las aerolíneas primarán la rentabilidad en detrimento de comodidad. Reducirán un poco más el espacio entre asientos hasta que parezcamos el chino de Ocean's eleven o un niño tirándose a bomba. Ryan-Air ya amenaza con sentarnos de pie -en la foto los futuros asientos-, y yo preveo, lo tengo muy claro, que al final quitarán los asientos, arrancarán la moqueta del suelo y plantarán césped natural.
Y entonces nos pondrán a cuatro patas a pastar. Y humillados, atónitos, con la boca llena de hierba, observaremos incrédulos cómo un hombre se acercará, y con gesto tranquilo se sentará sobre nuestra espalda.
- Disculpe, nos dirá, es que yo soy de Business.
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17 comentarios :: comments :
Chapeau!
Cuando vemos un anuncio antiguo (http://bit.ly/hY2x1H ) se nos cae la baba pensando en cómo sería viajar así.
Yo viví la época dorada (me siento mayor) en la que Iberia te regalaba el periódico, una bolsita de cacahuetes y un mini refresco en un vuelo de 50min, una historia más que contar a mis nietos porque en el futuro ya ni habrá cabina de pasajeros, nos meterán a todos en cápsulas y nos facturarán como a las maletas.
Genial!!! como siempre dando en el clavo y el video del final perfecto, a pesar de todos los males nos dejas con una sonrisa.
Gracias!!!
teletrasportación YAAA!!
Buen análisis. Exacto.
Yo como Alicia, viví la época de los cacahuetes.
Cuando viajar en avión era un signo exteror digamos de riqueza, jajajajaja, si porque en avión no volaba cualquiera, era caro.
Un abrazo
Son unos sinvergüenzas,.. ¿no?
Paredón!!!
Muy bueno!!!
Yo solo de pensar que vuelo a NY en Semana Santa me encomiendo a todo el santoral....
Un tema peliagudo el de los controladores aéreos, pero en fin...
Viajar mola, pero los aviones y aeropuertos son un puto coñazo, se quitan las ganas.
Cuánta razón tienes, hija mía.......Como siempre, la verdad.
Que bueno! Pero se nos olvida que, en general, aerolínea estilo clásico que te regala periódico, agua y cacahuetes (dígase, Air Berlín, p.ej.) implica cola de check-in, cola de embarque, cola de autobús, cola de subir al avión, cola de bajarlo y cola de equipajes. Si viajas mucho, mejor ir con Ryanair que, por lo menos, en vez de esperar, andas por las pistas de aterrizaje y no te salen varices.
Digo!
sardinasenlata airlines. vergonzoso.
Mis palabras... HAN VOLADO. Genial.
ja,ja Srta Puri no de ideas a los borregos o ya me veo balando.
Yo soy insular y para mí viajar no es una opción: es que no me queda otra.
Me sigue costando viajar lo mismo que antes, sólo que viajo más estrecha, pueteada, apretujada, no quepo en los asientos, no me dan de beber ni de comer.
Me toca los huevos soberanamente, vamos.
Y antes había menos retrasos que ahora.
Sí, yo viví los cachuetes de Iberia, cuando era una aerolínea decente.
*alicia: sí, es incréible llamalro época dorada a lo que era hace sólo 5 años...
*marujita: a ti :-)
*blogdenany: bueno, sí, pero controlado que igual se me llena la casa de gente
*chus: a mí me daban galletas chiquilín de pequeña
*alberto: son unos.. bueno, no lo digo...
*dina: a ver si para semana santa los han echado a todos
*angus: a mí me gusta la T4 de barajas, pero luego todo es carísimo.
*rosa: bueno hija es que estas cosas, coincidimos tod@s
*sun: no sé, yo prefiero tener mi asiento a pegarme con 500 más en en easyjet
*raul: jet debe venir de jeta
*saroide: vooolaaaareeeee oooo (qué canción más horrible)
*mariregi: balandoo me paso el día balaando (otra canción horrible)
*perlita: las insulares lo teneís chungo, sí... jope
¡¡qué manía con echar la culpa a los controladores de todo! Señores, volar es caro, nos guste o no. Eso es lo que tiene tirar los precios. ¿Qué pretendes, que con un billete de 20 euros ida y vuelta te den la copa de champán? Si es así, es que eres boba, perdona que te diga.
¡Qué manía de echar la culpa a quien no la tiene! Señores, volar es caro, nos guste o no. Si quien paga 20 euros por un billete de ida y vuelta pretende que, además, le den una copa de champán es que es tonto
*sanchez: no sólo eres faltón, sino que no sabes exponer las cosas, mezclando el tocino con la velocidad. Pretendo que al comprar un billete me den el servicio que he pagado, donde pueda sentarme sin estar apretada y, sobre todo, que me lleven a destino, y no que mi viaje se cancele porque los profesionales que desarrollan ese trabajo deciden arbitrariamente suspender sus funciones sólo para hacer presión a sus jefes. Creo que tanto las aerolíneas que abusan, los pilotos que se benefician de esos abusos y exigen desproporcionadamente, así como los controladores que se suben al carro, son unos incompetentes, unos miserables y una mierda como profesionales.
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