12.12.07

el hombre que bailaba con las nubes ::: the man who danced with the clouds


Una mañana de 1971 París amaneció con una sorprendente noticia: Un hombre dormía flotando entre las dos torres de la Catedral de Notre Dame. Había logrado extender un cable entre ellas a gran altura y ahora yacía placidamente sobre él. La distancia del suelo era tal que el cable apenas se percibía, lo que potenciaba la magia del momento.

Le despertaron los gritos de sorpresa de los viandantes. El durmiente no se asustó. Sencillamente se irguió y comenzó a caminar y a bailar sobre el cable con total naturalidad. Su nombre: Philippe Petit.

En 1974, a punto de ser inauguradas las torres Gemelas de Nueva York, Manhattan entero se paralizó al ver a un hombrecillo que, clandestinamente, había logrado tensar un cable entre la Torre Norte y la Sur y avanzaba entre ellas con total tranquilidad. Mientras la gente observaba, Petit bailaba sobre el cable, saltaba y se agachaba para hacer reverencias a la multitud.
No era un acto de provocación, ni tampoco un loco irresponsable. Era, sencillamente, un hombre feliz en su hábitat natural: El cable de acero suspendido a cientos de metros del suelo. "Si veo 3 naranjas: Hago malabares. Si veo 2 torres: Camino," se justificó Petite.

Los Tribunales y Policías de Nueva York, maravillados, lejos de condenarle, le dedicaron placas conmemorativas e impusieron una sentencia ejemplar: Ejecutar un número sólo para niños. Y Petite lo cumplió, cruzando sobre un cable el lago Belvedere de Central Park.
La historia de cómo consiguió unir las torres con un cable de 900 kilos de peso, arcos, ballestas, zapatillas de piel de búfalo y sillas de dentista incluidas, está descrita en un fascinante libro que os recomiendo leer: To Reach the Clouds: My High Wire Walk Between the Twin Towers (Tocar las nubes: Mi paseo sobre un cable entre las Torres Gemelas).

El escritor Paul Auster, maravillado por este personaje y sus historias, indagó en su vida, y descubrió a un discreto y tímido funambulista que huía de los focos y de las ofertas millonarias que recibía; y cuyo único anhelo era publicar unos pocos libros de ensayos, y alguna biografía que había escrito y que todas las editoriales rechazaban. Finalmente el sueño del pequeño francés y del escritor-admirador se cumplió con creces: On the high wire (en la cuerda floja), fue escrito por Petite, traducido por Auster, y prologado por el gran Marcel Marceau.

Cinco años después del 11-S, la prestigiosa revista The New Yorker dedicó una magnífica portada doble de Petite caminando sobre el vacío que habían dejado las Torres. El artista dejó oír su voz para reivindicar que fuesen levantadas de nuevo. Puso como ejemplo la Torre del Campanile de la plaza de San Marcos de Venecia, que al derrumbarse en 1902 por causas naturales fue fielmente reconstruida diez años después bajo el lema "Com'era, dov'era" ("como era y donde estaba").

Petite, fiel a su espíritu libre, sentenció:
"Si construyen las Torres Gemelas de nuevo, bailaré entre ellas de nuevo. Bailaré entre ellas y la gente mirará al cielo y creerán que las montañas pueden moverse. Porque pueden moverse. Yo lo he visto."
***
One morning in 1971, Paris woke up with an amazing new: A wan was floating asleep between the two towers of the Notre-Dame cathedral. He had managed to shoot a steel cable in between them and was no resting on it. De distance from the floor was such that the cable was barely visible, which increased the magic sight. He was awakened by the surprised cries of the passers by. The sleeper, far from getting alarmed, stood up and started to dance on the wire. His name: Philippe Petit.

In 1974, wit the Twin Towers about to be opened, Manhattan paralysed when they saw a man that had sneaked inside them and had pulled a cable across them. He was now walking in between them, dancing, kneeling, saluting and greeting the crowd below. He wasn't provoking, nor was he an irresponsible maniac. He was, pure and simply, a happy man in his own world: The steel cable suspended hundreds of feet above from the ground. “When I see three oranges, I juggle; when I see two towers, I walk,” Petite justified.

NY's police and courts, totally in awe, dropped all formal charges relating to his walk. The court did, however, sentence Petit to perform a show for the children of New York City, which Petit transformed into another high-wire walk, this time above the Belvedere Lake in New York's Central Park.

The story of the Twin Towers walk, dentist chair, buffalo skin slippers, bow and arrows included, is described in the fascinating book To Reach the Clouds: My High Wire Walk Between the Twin Towers.

Writer Paul Auster, thrilled about this character and his life, researched about him and discovered a shy and humble man who denied all millionaire offers, and whose dream was to publish a series of short stories and books that publishers had turned down for years. Finally, the French man and the admiring writer's dream came true: On the high wire was written by Petite, translated by Auster with prologue by the late great Marcel Marceau.

Five years after the September 11 attacks, The New Yorker published a great cover of Petite walking across the emptiness of the remains of the Towers. The artist let his voice be heard, saying that the twin towers should be resurrected in their original state as a tribute to the original buildings; just like Italians did in Venice when, in 1902, natural causes destroyed the Campanile Tower. Venetians built in the exact same way, under the motto "Com'era, dov'era" ("as it was, were it was").

Petite, loyal to his own spirit, sentenced:
"If the Twin Towers are rebuilt, I will dance across again. I will dance across and people will look at the sky and they will believe again that mountains can move. They can move, you know. I have seen it."
*
+ Info:
- El hombre que caminaba entre las dos torres libro para niños ganador en 2004 de la Medalla Randolph Caldecott, creado por Mordicai Gerstein :: The Man Who Walked Between the Towers, ("). Children's book winner of the 2004 Randolph Caldecott Medal, written by Mordicai Gerstein.

6 comentarios :: comments :

Ruth dijo...

Vaya loco más fascinante. No le conocía. Este debe ser lo más cerca de volar que ha estado nadie.

Señorita Puri dijo...

Ruth: Hola, sí y lo increible es que él dice que no le parece nada arriesgado. Ama lo que hace. Qué tipo!

Anónimo dijo...

.
gracias por los locos!
.

Señorita Puri dijo...

maníasmías ¡qué sería de nosotr@s sin los locos!

Sara Mansouri "Saroide" dijo...

Pero qué PRECIOSIDAD de entrada; y qué fascinante tender un cable entre la Srta. Puri de hoy y aquella que comenzó, tímidamente, a caminar por la cuerda floja de Internet. Me encanta, ¡pero si hasta el logo es distinto!
Muuuuuua.

Señorita Puri dijo...

*saroide: cierto, no deja de ser una cuerda floja, porque a medida que avanza el blog en el tiempo noto como si se hiciera más delgada todavía. cada paso cuesta un mundo, y la mirada de los espectadores alienta pero añade responsabilidad...