Ya he contado mi afición por las tazas. Empiezo con una de un perrito que compró una amiga en un chino de su barrio y que me acabó regalando. Al animal le falta una oreja, pero apenas se nota porque la pinté con un Edding de punta gorda.
Me gusta la elegancia de la forma de la taza y el contraste del perrito, discretamente colocado en un mango robusto y fácil de agarrar.
Hablando de animales, mira qué monada de perros y gatos abandonados están cuidando en El Refugio. Si alguien quiere una mascota, propia o para regalar, este es un buen sitio a tener en cuenta.
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