En verano aproveché la paga extra y me fui para Edimburgo, donde tienen lugar los Festivales de teatro Fringe y EIF, con más de ¡30.000! actuaciones en apenas 4 semanas.
Todo el día, en cualquier esquina de una calle, iglesia, café, teatro, cine... uno se encuentra con magos que hacen aparecer piñas de debajo de sombreros, monologuistas, acróbatas que, sobre un monociclo de 3 metros y con el rostro tapado, lanzan malabares en llamas, capillas con altares de neón y telepredicadores que entregan Biblias de diseño, fakires que balancean cajas de plástico unidas a un gancho que atraviesa su nariz, 15 bailarines que combinan su danza con los movimientos de elefantes, tigres y flamencos proyectados en una gigantesca pantalla de cine, luchadores medievales, gaiteros, mimos, actores, cantautores, performances donde los escenarios aparecen y desaparecen entre el público mientras un hombre corre desesperado sobre una cinta sinfin atravesando mil y una puertas a la vez que su camisa estalla por los impactos de bala que recibe en el pecho, y una enorme piscina llena de hombres y mujeres semidesnudos desciende súbitamente sobre tu cabeza.
...Y sólo estuve 6 días...
Foto: Señorita Puri
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